Matecitos mañaneros, embriagados
de distancias,
costumbre de cada día que va
entibiando recuerdos…
Y de pronto Tú te acercas con
el sol de tu mirada,
y al tuyo mi corazón se va
arrimando en un vuelo…
Tiene, Señor, tu Presencia
perfume de cedros altos,
belleza de madrugadas,
dorado arrebol de cielos…
Y la alegría del fuego,
sabor del pan amasado,
la ternura de unas manos,
fulgor de los ojos buenos…
Matecitos mañaneros con
sabores de plegaria,
costumbre de cada día que
visita tu Misterio…
Alegría de encontrarte y
compartir la jornada,
cuando iluminas mis ojos y
me hablas en silencio…
En la mateada, en el fuego,
en el pan y el vecindario,
en la turba de los hijos,
las corridas y los tiempos…
En el crepúsculo manso y la
noche y su cansancio,
en cada camino nuestro, Tú
te haces compañero...
Matecitos mañaneros, ocasión
para encontrarte,
costumbre de cada día que me
transformas en rezo,
para pensar en la gente, la
que quiero… La que olvido…
Y retomar tus caminos
perfumados de Evangelio…
Rosa Dávalos
(Rosa en Camino)
Gracias Rosa. Los mejores mates de tu vida.
Matecitos mañaneros! ! Recuerdos entrañables que me trae este hermoso poema! ! felicito a su autora! Damna. .
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