sábado, 7 de diciembre de 2013

MICRORRELATO, Inés Gallardo Grau, HOMENAJE A NELSON MANDELA

UN CORAZÓN GIGANTE 
 
Aquí estoy, mirando de pie este oscuro y diminuto lugar, frente a mi, una pequeña ventana me deja ver un poquito de cielo, el sol no es posible, no entra en mi ventana.
Siento frio, el corazón apretado, los ojos fijos en ese cielo que será por muchos años mi amigo y compañero de todos mis amaneceres.
El torbellino de furiosas emociones que se agolpaban alborotadas dentro mío comenzaron a aquietarse.
Agradezco con un gesto gentil la comida caliente, el precario abrigo, el agua ofrecida y recibida como una bendición.
Cuando abro los ojos oigo dentro mío el canto de los pájaros, el murmullo de la gente, la risa de los niños, pero luego todo es silencio.
Intento con dificultad moverme en este espacio que busca limitarme, pero mi alma se expande más y más, hasta hacerme un gigante.
Han pasado muchos años, vendrán muchos más, este es mi lugar, aquí está mi cielo, aquí donde no existe el tiempo, descansa mi corazón todas las noches.
Aquí cierro los ojos cuando sueño, aquí converso con el aire, mi amigo, que me fue dado como mi pequeña libertad.
De pronto oigo a lo lejos la voz de una niña...
-Mandela, aquí estamos, somos un corazón gigante que se hace luz para entrar por tu ventana y abrazarte, cuando regreses tráelo contigo!
Mandela ya no recuerda cuantos años han pasado, siente que una energía poderosa lo desborda, una energía que fue creciendo...creciendo!!!!
De pronto como en sus sueños escucha una voz emocionada...
-Mandela!, prepara tus cosas, te vas al mundo.
Mandela no entiende, no quiere irse...
Y su ventana..., y su cielo..., y el aire, y los sueños?
Mientras observa la pequeña puerta de hierro  abierta para él, un olvido lo hace volver sobre sus pasos, el corazón, el corazón gigante de la niña...allí está!!
Extendió sus manos temblorosas abarcándolo en toda su inmensidad, lo apretó fuerte contra su pecho mientras una lágrima lo cubría, y en silencio cruzó por última vez el umbral de la puerta.
Afuera, su cielo majestuoso, infinito y ese sol anhelado lo esperaban.
 
Autora
Inés Gallardo Grau
 
Hermoso homenaje Inés. Con foto y todo. Gracias por colaborar amiga.

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