Siempre es tan lindo compartir y rezar juntos, como dice Jesús en el
Evangelio, "Ahí donde dos o tres están reunidos en mi Nombre, ahí estoy
Yo en medio de ellos."
Es
la primera vez que voy a Salta, la ciudad tiene un aire colonial muy
marcado y se respira esa pureza, esa paz de la impronta, de la raíz
aborigen, del alma norteña sufrida y silenciosa, profunda como un alto
cielo lleno de estrellas.
En el cerro todo el
marco natural agreste y sereno devolvía al alma el vigor, la austeridad y
la ternura. Los jardines hechos con piedras y flora autóctona tenían
una belleza que invitaba a la oración, pero sobre todo era la fe de la
gente, tanta gente sedienta igual que yo, con ansia de Dios y de
fraternidad. Compartir la misa, la ascención al cerro rezando el
rosario, llevando luces y cantando, todo el clima de recogimiento. Todo
fue sumamente emotivo y restaurador.
Acá van algunas fotos.
Rosa Dávalos: www.rosadehoy@blogspot.com.ar
Subiendo al Cerrito de la Virgen.
En la cima del Cerrito.
Salta desde el Cerrito.
Gracias Rosa Dávalos. Me hiciste tener añoranza de esa provincia tan hermosa. Nunca subí al Cerrito, pero me encantaría. Ojalá lo pudiera hacer. Que el Señor te haya bendecido en este viaje. Invito a las personas que visitan el Blog a visitar el tuyo, apretando el link azul. Nuevamente Gracias por compartir. Elsa.
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