AL PADRE HERNÁN PÉREZ ETCHEPARE
Recuerdo tu mirada honda
como una ribera mansa,
albergándome entrañable,
como de toda la vida...
Chiribitas del Paraná tibio de sol
en tus ojos profundos,
hontanares de bondad,
mieles de camoatí, tus ojos buenos,
tu mirada grave y risueña,
espacio de infinitos,
de dolores callados, de perdones y alegrías…
Como a Pablo de Tarso,
te ardía el amor al Evangelio,
y eras todo para todos,
todos los puentes tendías:
diálogo y encuentro,
el Pan y la Palabra, icono y poesía…
Nos dabas a Dios en tu mirada franca
y en tu cálida sonrisa
y en tu dulce carcajada
que disipaba las penas
y a todos nos abrazaba…
Tu corazón campechano
era libre como el viento,
que a su paso va dejando
su regalo de cadencias,
así vos ibas dejando,
al calor de algunos mates,
de una charla compartida,
el fraterno sentimiento
de sentirnos como en casa
y una íntima alegría.
El Espíritu exhalaba
en tu profunda plegaria
efluvios de poesía,
espacio de dicha y gracia:
la belleza del Señor y de la vida,
de la vida que florece,
que resurge de la noche y la agonía.
Ternura de tu recuerdo
que se hace tan sentida
que siento que cualquier día
voy a encontrarte de nuevo,
que voy a reír contigo
con ojos llenos de luz
para ver la maravilla
que hay dentro de cada cosa
y sonríe humildemente
en la vuelta de una esquina…
Rosa
Dávalos
Rosa Dávalos, de Villa General Belgrano, Córdoba. Hermosísima ciudad. Gracias Rosa.
FOTOGRAFÍA: Marga Pérez foto y sus adornos. Gracias Marga
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