Como decía cierto pensador católico, las grandes intervenciones de la
Providencia son precedidas de situaciones dramáticas, de modo a hacer
evidente la inutilidad de cualquier socorro humano. Una vez probado el
fracaso de los hombres, y en la propia hora de la desolación y del caos,
Dios interviene, y la Virgen se hace presente.
Cuántas veces lo experimenté en mi caso. Gracias María porque en los malos momentos de mi vida, cuando ya me veía perdida, apareciste Tú y tu Niño a consolarme. Elsa.
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