MÚSICA Y POESÍA
(Tiempo y muerte)
La música, expresión divina cuya materia prima es el tiempo,
¿Y qué es el tiempo’ ¡El tiempo es muerte!
el ayer ha muerto, solo vive el hoy,
¿Y el mañana? ¡Quimera hedónica!
Como la brisa perenne que viene acaricia y se pierde
llega la música, misteriosa forma de tiempo,
extraña danza de átomos que en el viento nace
para extasiar los sentidos, perdurar en la mente, y morir.
Así el poema en el tiempo flota, acaricia,
se anida en la memoria y en ella se adormece,
el tiempo es un algo siempre diferente, es luz y es ensueño,
es vida y es muerte, el hoy da la vida, el ayer es la muerte.
Un amanecer como un ocaso, a diario han de ser diferentes,
el tiempo, es solo la manera humana de medir
los latidos de la música divina.
¿Y la palabra?
¡Extraña música en el tiempo! Solo es un frágil medio
con el que el poeta, vierte hacia el mundo su esencia
acariciando en terciopelo el sentimiento, y pulsando con amor
la voz del yo, en su acento.
¿Será el poema acaso un medio por el que perdure
la esencia sobre el tiempo? o en él se renueva la magia
del más amado y sensible encuentro.
¿Y la muerte? ¿Será solo el final del tiempo?
donde el acorde se apaga en el pulsar sin fin de la música,
¿O será el final rebuscado en el verso bien logrado?
en la octavilla elegante o el endecasílabo estudiado,
La muerte solo es el final del tiempo a cada obra otorgado.
La música hace en el tiempo un puente entre el misterio y el gozo,
el tiempo solo es un invento, una ilusión aritmética
para poder medir lo que no vuelve,
el tiempo hace de la música y el poema un puente muy largo,
entre el misterio y el gozo.
Eduardo Martínez Zendejas
(Tiempo y muerte)
La música, expresión divina cuya materia prima es el tiempo,
¿Y qué es el tiempo’ ¡El tiempo es muerte!
el ayer ha muerto, solo vive el hoy,
¿Y el mañana? ¡Quimera hedónica!
Como la brisa perenne que viene acaricia y se pierde
llega la música, misteriosa forma de tiempo,
extraña danza de átomos que en el viento nace
para extasiar los sentidos, perdurar en la mente, y morir.
Así el poema en el tiempo flota, acaricia,
se anida en la memoria y en ella se adormece,
el tiempo es un algo siempre diferente, es luz y es ensueño,
es vida y es muerte, el hoy da la vida, el ayer es la muerte.
Un amanecer como un ocaso, a diario han de ser diferentes,
el tiempo, es solo la manera humana de medir
los latidos de la música divina.
¿Y la palabra?
¡Extraña música en el tiempo! Solo es un frágil medio
con el que el poeta, vierte hacia el mundo su esencia
acariciando en terciopelo el sentimiento, y pulsando con amor
la voz del yo, en su acento.
¿Será el poema acaso un medio por el que perdure
la esencia sobre el tiempo? o en él se renueva la magia
del más amado y sensible encuentro.
¿Y la muerte? ¿Será solo el final del tiempo?
donde el acorde se apaga en el pulsar sin fin de la música,
¿O será el final rebuscado en el verso bien logrado?
en la octavilla elegante o el endecasílabo estudiado,
La muerte solo es el final del tiempo a cada obra otorgado.
La música hace en el tiempo un puente entre el misterio y el gozo,
el tiempo solo es un invento, una ilusión aritmética
para poder medir lo que no vuelve,
el tiempo hace de la música y el poema un puente muy largo,
entre el misterio y el gozo.
Eduardo Martínez Zendejas
México
Una gran meditación amigo. Te felicito.
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