domingo, 27 de diciembre de 2015

CELEBRACIONES LITÚRGICAS: 27 DE diciembre SAGRADA FAMILIA



Una oración en el día de la sagrada familia

Hoy celebramos los católicos el Día de la Sagrada Familia. El pasaje evangélico que relata la pérdida y hallazgo en el templo (Lucas 2, 41-5), nos presenta a Jesús, María y José cumpliendo la costumbre de celebrar anualmente en Jerusalén la fiesta de la Pascua. Y al final de este relato se nos presenta a Jesús, después de su regreso a Nazaret con sus padres, “obedeciéndoles en todo”, y a María “guardando todo esto en su corazón”, con silencio reverente ante el misterio de un niño en el que Dios se ha hecho hombre.
La primera lectura (Eclesiástico 3, 3-7.14-17) y la segunda (Colosenses 3, 12-21), nos recuerdan el cuarto mandamiento de la Ley de Dios: “Honrarás a tu padre y a tu madre”. Pero en la segunda encontramos un detalle interesante: la exhortación de Pablo a los padres a que “no exasperen a sus hijos” tiene una actualidad especial en nuestro país, donde el maltrato infantil es un hecho frecuente. Por eso el cuarto mandamiento implica que los padres deben ganarse el respeto mediante el ejemplo del buen trato entre ellos mismos como pareja y de ellos para con sus hijos.
La misma lectura nos presenta todo un programa de vida familiar, resaltando la disposición a la comprensión y al perdón, indispensables para la armonía entre los esposos y sus hijos. Es en la familia donde se aprende a pedir perdón y a perdonar, con todo lo que esto implica en términos de reconciliación. Si no existe en el hogar esta experiencia, muy difícilmente podrán los hijos contribuir después a la convivencia pacífica.
Termino mi última reflexión de este año citando la oración del Documento Final del Sínodo sobre la Familia presidido por el Papa Francisco, publicado el pasado 11 de diciembre: “Jesús, María y José: en ustedes contemplamos el esplendor del verdadero amor, a ustedes, confiados, nos dirigimos. Hagan también de nuestras familias un lugar de comunión (...); que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado (...). Y hagan tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios. Amén”.

          GABRIEL JAIME PEREZ. S.J.

Si hay algo peor que la muerte de un hijo, para mí, es su pérdida. No saber donde está. Si pasa frío, calor, si tiene algo para comer. Uno de los tantos sufrimientos por los que pasaron María y José por tres días. Por eso los amo tanto. Señor, no permitas que pasemos por el mismo horror de tus padres. Ten misericordia mi Dios. AMÉN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario