CONMEMORACIÓN DE LOS SANTOS DIFUNTOS (FOROS DE LA Virgen
María)
LA ORACIÓN
POR LAS ALMAS: MEJOR QUE UNA FLOR O UNA LÁGRIMA
COMPARTIÓ:
BOSCO ORTEGA
La
Iglesia reza por todas la almas purgantes.
Los que,
en el sufrimiento purificador del purgatorio, esperan el día en que se unirán a
la compañía de los santos.
No
sabemos si nuestros muertos están en el purgatorio o han llegado al cielo, por
eso la importancia de orar por ellos.
En virtud de la doctrina consoladora
de la comunión de los santos;
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de los méritos y oraciones que cada uno de ellos son capaces para ayudar
a todos;
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la Iglesia es capaz de unirse a su oración en el Cielo y en la Tierra
para ayudar a suministrar lo que falta a las almas del purgatorio;
.
por medio de la misa, las oraciones, las indulgencias y las limosnas y
sacrificios de sus hijos.
Toda la Iglesia el 2 de noviembre debe recitar el Oficio de
Difuntos y todas las Misas
son de Requiem.
La base teológica de la fiesta es la
consoladora doctrina para las almas, que al partir del cuerpo no
están perfectamente limpias de pecados veniales o no han reparado totalmente
las transgresiones del pasado.
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Ellas son privadas momentáneamente de la Visión Beatífica.
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Y que el creyente en la tierra puede ayudarles con las oraciones, la
limosna y sobre todo por el sacrificio de la Misa.
Leer también Todo lo que Hay
que Saber sobre el Purgatorio y las Almas que están allíLA HISTORIA
En los primeros días de la
Cristiandad se escribían los nombres de los hermanos que habían partido en la
díptica.
Este era un conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de
libro.
En ellas la primitiva Iglesia acostumbraba anotar en dos listas
pareadas los nombres de los vivos y los muertos por quienes se había de orar).
Después, en el siglo sexto, era
costumbre en los monasterios benedictinos
tener una conmemoración de los miembros difuntos en Pentecostés.
En España, en tiempo de San Isidoro
(636), había un día semejante el sábado antes de la Sexagésima o antes de
Pentecostés.
En Alemania existió (según el testimonio de Widukind, abad de Corvey, 980)
una ceremonia consagrada a orar por los difuntos, el 1 de octubre. Esto fue
aceptado y bendecido por la Iglesia.
San Odilo de Cluny (1048) ordenó que se
celebrara anualmente, en todos los monasterios de su
congregación, la conmemoración de todos los fieles difuntos.
De allí se extendió entre
las otras congregaciones de los benedictinos
y entre los cartujos.
De las diócesis, Lieja fue la
primera en adoptarla, bajo el obispo Notger
(1008).
Se encuentra también en el
martirologio de San Protadio de Besançon
(1053-66).
El obispo Otricus (1120-25) la introdujo
en Milán, el 15 de octubre.
En España, Portugal, y
América Latina, es tradicional que los sacerdotes en este día
celebren tres Misas.
Una concesión similar para
todo el mundo fue solicitada al Papa León XIII.
No la concedió pero ordenó
un Requiem especial, el Domingo 30 de septiembre de 1888.
En el Rito griego esta conmemoración se celebra en la víspera del
Domingo de Sexagésima, o en la víspera de Pentecostés.
Los armenios celebran la
pascua de los difuntos el día después de Pascua.
EL MISTERIO Y LA GRACIA DEL PURGATORIO
En el centro de esta celebración está el Purgatorio.El catecismo de la Iglesia Católica, publicado por el Papa Juan Pablo II en 1992, dice cinco cosas acerca del Purgatorio:
1ª – Los
que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados,
sufren después de su muerte una purificación, para obtener la completa
hermosura de su alma (1030).
2ª – La
Iglesia llama Purgatorio a esa purificación, y ha hablado de ella en el
Concilio de Florencia y en el Concilio de Trento.
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La Iglesia para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice:
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“La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego”. (1Cor. 3, 14).
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La Iglesia para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice:
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“La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego”. (1Cor. 3, 14).
3ª – La
práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua.
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El libro 2º de los Macabeos en la S. Biblia dice:
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“Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados” (2Mac. 12, 46).
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El libro 2º de los Macabeos en la S. Biblia dice:
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“Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados” (2Mac. 12, 46).
4ª – La
Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los
difuntos.
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Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto:
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“No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma”.
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Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto:
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“No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma”.
5ª – San
Gregorio Magno afirma:
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“Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo.
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Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso”.
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“Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo.
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Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso”.
De San Gregorio se narran dos
hechos interesantes.
El primero,
que él ofreció 30 misas por el alma de un difunto, y después el muerto se le
apareció en sueños a darle las gracias porque por esas misas
había logrado salir del purgatorio.
Y el segundo,
que un día estando celebrando la Misa, elevó San Gregorio la
Santa Hostia y se quedó con ella en lo alto por mucho tiempo.
Sus ayudantes le preguntaron
después por qué se había quedado tanto tiempo con la hostia elevada en sus
manos, y les respondió:
“Es que vi que mientras
ofrecía la Santa Hostia a Dios, descansaban las benditas almas del purgatorio”.
Desde tiempos de San Gregorio
(año 600) se ha popularizado mucho en la Iglesia Católica la costumbre de
ofrecer misas por el descanso de las benditas almas.
La respuesta de San
Agustín cuando le preguntaron:
“¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?”;
fue:
“Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos.
Porque el evangelio dice que
la medida que cada uno emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para
darle a él”.
Dice también San
Agustín:
Una flor sobre su tumba se
marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora, una oración por su alma, la
recibe Dios.
SE
HA DESVANECIDO LA ORACIÓN POR LOS MUERTOS
En un enorme cambio
cultural y espiritual, orar por los muertos ha
pasado de una práctica católica central a tener un papel marginal
en la vida litúrgica y personal.
Si no
oramos por nuestros seres queridos les hacemos un flaco favor, incomprensible.
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Y rompemos los lazos de la caridad, que tienen el propósito de mantener a la Iglesia unida en sus tres estados.
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Y rompemos los lazos de la caridad, que tienen el propósito de mantener a la Iglesia unida en sus tres estados.
Iglesia triunfante: los que ya se salvaron y están en el cielo (los que
festejamos el 1º de noviembre).
Iglesia militante: los que estamos en la tierra luchando por hacer el
bien y evitar el mal.
Iglesia sufriente: los que están en el purgatorio purificándose de sus
pecados de las manchas que afean su alma.
Así como recibimos gran
ayuda de la Iglesia triunfante a través de la intercesión de los santos, debemos prestar asistencia a la Iglesia que
sufre, rezando por las almas del purgatorio.
Pero parece que el purgatorio se ha desvanecido de la memoria y
la práctica diaria (aunque pueda ser recordada como una
doctrina almacenada en alguna parte).
Cuando alguien muere, no
decimos que vamos a orar por el eterno descanso de su alma. Decimos que él o
ella ya está feliz en el cielo.
Muchas
personas han comentado que los funerales han pasado del luto y la oración por
la salvación a ceremonias de canonización informales.
No podría haber mayor
contraste de nuestras prácticas de hoy con lo que lo que vemos en la piedad
medieval.
Eamon Duffy afirma que
“la transición segura de las almas de este mundo
al otro, sobre todo, de la
flexibilización de su estancia en el purgatorio era la gran preocupación de los
clérigos y laicos por igual.
La influencia del culto de
los muertos era omnipresente”
Esto llevó a una serie de
formas:
Días del Recuerdo “en el séptimo y el trigésimo
día después del entierro, y en el primer aniversario de la muerte”.
Los testamentos de los
moribundos con dotes de altares
y sacerdotes cuya única, diaria ocupación era ofrecer misas y el Oficio para el
Muerto.
Los que tenían menos dinero podían inscribirse en el “bede-roll”
en el que el fallecido podría ser recordado en una misa de réquiem anual o
incluso en la lectura regular de cada Domingo.
Esto apenas roza la
superficie de todo lo que se hacía.
El efecto de estas
oraciones era la “prolongación de la presencia
de los muertos dentro de la comunidad de los vivos”.
Recordar a los muertos
asegura que mantenemos lazos reales de la comunidad con ellos.
La tradición medieval se mantuvo más o menos en las celebraciones regulares
de Misas de Réquiem, que duró hasta mediados del siglo XX y todavía se puede
ver en la celebración de la misa en la forma extraordinaria.
7
COSAS QUE SE PUEDEN HACER POR LOS MUERTOS
Con el fin de acudir en ayuda
de las almas en el purgatorio y para vivificar las importantes
prácticas perdidas, centrales para la cultura católica, hay algunas cosas
simples que podemos hacer en este momento:
1 – Reza
todos los días para nuestros seres queridos y por todas las almas del
purgatorio
Acuérdate de ellos, mientras rezas el Santo Rosario y la Coronilla de la Divina
Misericordia.
También podemos ofrecer penitencias y sacrificios en su nombre.
Como el Papa Benedicto XVI
nos ha recordado en su encíclica Spe Salvi, también es tiempo
para restaurar la práctica de ofrecer nuestras pruebas diarias y sufrimientos.
Puedes rezar la Coronilla
de los Cien Réquiems por los Difuntos.
2 –
También puedes recordar a los muertos por la oración por el eterno descanso de
las almas antes o después de las comidas
Aquí está la tradicional
oración después de las comidas:
“Te damos gracias por todos
tus beneficios, oh Dios Todopoderoso, que vives y reinas para siempre.
Y
que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en
paz. Amén”.
3 – El
momento más importante para recordar a aquellos en el purgatorio viene durante
la oración Eucarística en la Misa
En las oraciones eucarísticas siempre hay una
conmemoración de los muertos.
Y nos debería llamar de manera específica para ofrecerla al Padre en unión con el sacrificio
de la Eucaristía de Cristo, por nuestros muertos queridos.
4 – Ofrece
misas por los muertos en el aniversario de la muerte y en otros momentos, como
un medio crucial para ayudar a las almas purgantes
Esta es la forma más poderosa para recordar a aquellos
que amamos.
San Buenaventura
en su Breviloquium dice
que hay ciertos actos que
“están en mejores condiciones
para hacer satisfacción y devolver el honor a Dios en nombre de los muertos,
pero el honor debido es a Dios.
Tras una serie de misas que San Gregorio Magno ofrecía
por uno de sus monjes difuntos, que hacía su sufrimiento en el purgatorio, se ha convertido en una práctica ofrecer 30
misas consecutivas por el alma del difunto.
Esto se conoce como misas
gregorianas; debido al compromiso sostenido necesario, por lo
general es más común encontrar que la práctica es llevada a cabo por órdenes
religiosas y monasterios.
5 –
Acógete a las Indulgencias que la Iglesia ofrece generosamente
Las más recientes la ofrece Francisco para el Año Jubilar
de la Misericordia.
Las indulgencias se pueden ofrecer para
aliviar las almas del purgatorio, mediante el sufragio, la
súplica en nombre de los muertos. Como el Catecismo afirma en el párrafo 1471:
“La indulgencia es parcial o plenaria según
libere de la pena temporal debida por los pecados en parte o totalmente.
Todo fiel puede lucrar para
sí mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias
tanto parciales como plenarias”
6 – Es
importante visitar los cementerios para preservar nuestra memoria de los
muertos y como una oportunidad para la oración
Los padres deben enseñar a sus hijos a entender nuestra
comunidad permanente y a aprender a ayudar a las almas
santas.
Una indulgencia especial puede concederse dentro de la primera semana de noviembre:
“Visita a un cementerio. Sólo se aplica a las
almas del Purgatorio, cuando uno visita y reza
devotamente por los difuntos.
La Indulgencia Plenaria es
otorgada para este suceso cada día entre el 1 de noviembre y el 8 de noviembre“ (Enchridion de indulgencias).
7 –
Sufragio (ayuda) a través de obras y de difusión del Purgatorio
El sufragio (ayuda) por los
difuntos a través de limosnas, obras de misericordia, ayuno, y especialmente
las oraciones, como el De Profundis, y la fórmula de Requiem Eeternam [Descanso
Eterno], que a menudo acompaña el rezo del Ángelus, el rosario, y en oraciones
antes y después de las comidas.
Tener discusiones con
familiares sobre la muerte, la preparación para la muerte,
funerales y el Sacramento de los Enfermos especialmente con los niños,
introduciendo la idea que las visitas al cementerio son edificantes y no un
evento aterrador.
No nos
olvidemos de los muertos.
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Sino reavivemos prácticas perdidas de nuestra fe para fortalecer los lazos de la comunión de los santos.
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Y para ayudar a las almas en necesidad de nuestra oración.
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Sino reavivemos prácticas perdidas de nuestra fe para fortalecer los lazos de la comunión de los santos.
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Y para ayudar a las almas en necesidad de nuestra oración.
Cuánta razón Bosco: Es verdad que se ha desvanecido la oración por los muertos y la idea del Purgatorio se ha perdido: Ahora se dice: "DIOS PERDONA TODO" Me da miedo esta aseveración. Hay tantas cosas horribles que se ven que Dios no puede perdonar sin una purificación, según mi pobre entender. Gracias por tu colaboración. Bendiciones. Elsa.
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