Diario vivir
No nos cansemos de ser buenos.
Esta
vida terrena es una lucha constante entre el Bien y el Mal, que no solo
luchan externamente a nosotros, sino también dentro de nosotros. Porque
todos tenemos inclinación a hacer el bien, pero también a realizar el
mal, y toda nuestra vida es un constante combate para hacer el bien y
evitar el mal.
El
Cielo nos espera si sabemos perseverar en el bien y evitamos a toda
costa el mal, porque ya lo dice el Señor que quien persevera hasta el
fin se salvará.
Hoy
cuesta mucho ser bueno porque por los medios de comunicación se ve a
los malos que triunfan y la justicia no los alcanza. Es como una
invitación que hace el demonio para decirnos que abandonemos la vida
buena y honrada y nos entreguemos al mal, y así seremos triunfadores.
Pero
este es un miserable triunfo terrenal, pero un fracaso eterno en el
Infierno. Porque los que hacen el mal y triunfan, no son ayudados por
Dios sino que es el Maligno el que los ayuda y los pone como ejemplo a
la gente, y así los hace modelos de corrupción que arrastran a muchos
detrás.
En
cuanto a nosotros no nos desanimemos y sigamos practicando el bien,
sigamos tratando de ser buenos a toda costa y contra todo y contra
todos, porque el Cielo es para los buenos, y para los malos que se
arrepienten de ser malos.
No
nos engañemos. Los malvados no heredarán el Cielo y, aunque en este
mundo triunfen y les salga todo bien, llegará un día en que se esfumarán
sus triunfos y solo les llegará el horror y la desesperación en el
Infierno.
Lo
que hay que evitar cuidadosamente es el odio, porque quien odia no es
de Dios sino del Maligno. Aprendamos de Jesús que no odió a nadie, ni
siquiera a los que lo mataban tan cruelmente, ni a Judas a quien llamó
“amigo” a pesar de que lo traicionaba. Porque el demonio eso es lo que
quiere, hacernos odiar, así seremos sus presas y nos condenaremos con él
para siempre.
Si no podemos perdonar porque todavía nos duele la ofensa, al menos no odiemos, jamás, porque caeríamos en manos del Maligno.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mil gracias Bosquín Ortega. Siempre hay que ser buenos.
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