EL CURA BROCHERO
El
cura Brochero, nace el 16 de Marzo de 1840, en Carreta Quemada, en la vecindad
de Santa Rosa de Río Primero. Hijo de Ignacio Brochero y Petrona Ávila.
Durante la adolescencia, el joven sufre un ataque de viruela, de la que
pudo salvarse, pero su rostro quedó desfigurado por las mordeduras del morbo.
En
su juventud, siendo seminarista, ayudó a los jesuitas cuando regresaron a
Córdoba en el año 1859; en la catequesis de los hombres en la Casa de
Ejercicios. Ya se apuntaba en él el pastor de almas, el líder de su pueblo.
El
24 de Noviembre de 1869, el Cura Brochero sale de Córdoba rumbo al oeste. Lo
esperaban tres jornadas de viaje a mula a través de la Sierra Grande. Al tercer
día, desde lo alto de la sierra, contempla un curato desmesurado de veintitrés
leguas de oriente a poniente y casi otro tanto de norte a sur.
Era un curato de bellos paisajes, arroyos
cantarines y pueblos pintorescos, y si bien el pueblo era religioso, también
era un tanto indolente y despreocupado.
Una de las primeras iniciativas que encaró el Cura Brochero, fue la
construcción de la Capilla de San Pedro, que era de evidente necesidad, ya que
esa villa era cabecera civil y religiosa del Departamento.
Todos lo escuchaban y elogiaban su obra, pero nadie se movía y mucho
menos, abría el bolsillo. Llegó un momento en que los obreros, por escasez de
fondos, dejaron literalmente “plantado” al pobre Cura.
Este pensó entonces que, a pocas leguas de ahí, en San Javier, estaban
veraneando los seminaristas de Córdoba que podían darle una mano. Conseguido el
apoyo del rector, el Cura se encargó con su ejemplo y su palabra de encender el
entusiasmo de los novicios.
Después de años de ingentes sacrificios y esfuerzos populares, como
culminación de las fiestas patronales del año 1877, se inaugura la Casa de
Ejercicios.
A
las seis de la tarde, según horario previsto, setecientos hombres en silencio y
en orden, se dirigieron a la capilla. En los Anales de la Iglesia, jamás se
leyó que tanta gente y en una sola tanda, hiciera su retiro espiritual. Era un caso único y
extraordinario, pero quedó empequeñecido cuando, al año siguiente, una tanda
superó el número de novecientos.
Estos hombres tenían como cama, los aperos de las cabalgaduras, por
comida, abundantes y humeantes pucheros y a veces soportaban los diez grados
bajo cero.
La
idea de construir una escuela, era brillante y tentadora para el Cura Brochero.
Una escuela en que lo humano y lo divino se armonizaran. El deseaba una escuela
dirigida por religiosas.
En
el año 1886, el Obispo de Córdoba, durante su gira pastoral, recaló en Villa
del Tránsito y quedó atónito ante la magnitud de las obras, y quiso dejar un
elocuente testimonio de admiración y gratitud de padre y pastor:
“Declaramos que el Señor Cura Canónigo
Honorario José Gabriel Brochero, en su infatigable celo por la gloria de Dios y
la salvación de las almas, sacrificándose tanto tiempo en todo sentido con el
trabajo de las monumentales obras que ha llevado a cabo: Casa de Ejercicios,
Colegio de las Esclavas del Corazón de Jesús, Casa Parroquial y Casa de los
Misioneros, merece de estricta justicia el título de INSIGNE BENEFACTOR DE ESTA
PARROQUIA Y SU VECINDARIO”
Los últimos años de la vida del Cura Brochero fueron sumamente
dolorosos. En la región había unos cuantos leprosos, impulsado por su gran celo
apostólico, los visitaba y tomaba mate con ellos. Contagiado de lepra pierde su
vista y se le endurecen sus oídos, lo cual lo aísla de todos y lo hunde en la
soledad Pasaba sus días desgranando
rosarios y en la meditación.
El
26 de Enero de 1914, luego de recibir los santos sacramentos, su gran corazón
de apóstol deja de latir. Sus últimas palabras, como resabio de sus
innumerables giras por montes y quebradas, montado sobre la mula fueron:
“Ahora, puestos los aparejos, estoy listo para el viaje”.
En
síntesis, podríamos decir que el Cura Brochero fue un hombre de Dios, un buen
pastor, un enamorado de la Virgen Inmaculada, un hombre de su tiempo y de su
pueblo.
Elsa
Lorences de Llaneza
Publicado en la Liturgia Cotidiana
Sept. 2011
Cuando el Padre Hernán Pérez Etchepare (Q.P.D.) me solicitó que hiciera el resumen de la vida del Padre Cura Brochero, jamás pensé en vivir estos momentos de su Canonización. Doy gracias al Señor que me regale este privilegio. Ayúdanos Santo Cura Brochero a conseguir la unión de los argentinos. Amén.
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