Cuando todo se muere y no nos queda nada
y la noche nos crece dentro del corazón
hay que alzar la mirada buscando un horizonte,
una Luz que nos guíe, un Amor superior...
Cuando el dolor es hondo y el consuelo no alcanza,
cuando el vacío inunda de pena el interior
es preciso buscar en lo alto una estrella
que nos recuerde al menos, que el Cielo no murió.
Y aunque todo se acabe y en pie no quede nada
y la realidad mate toda nuestra ilusión
con certera confianza puesta en Quien no defrauda
gritemos entre lágrimas: "¡Señor, creo en Tu Amor!"
Susana Mirta Piñeiro de Valli
Plottier (Prov. del Neuquén)
mirtapieiro@hotmail.com
Muy bueno Susana. Muchas gracias.
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