" LA VISITA...."
Amanece sobre el solitario caserìo, el sol tiñe de un dorado intenso los
techos desiguales de la aldea, su
luz invade las callesitas de piedra que serpentean entre las humildes
viviendas cuyas chimeneas humeantes comienzan a entibiar el aire fresco
de la mañana.
Los
perros vagabundos comienzan a recorrer los portales en busca de
alimentos, las mujeres se alejan calle abajo descalzas con sus tùnicas
coloridas, y con sus càntaros al hombro en busca de agua.
Reunidas
en la plaza junto al bebedero se escucha la algarabia del encuentro y
su canto matinal
invade el aire perfumado de sàndalo y especias, mientras los niños
corretean alrededor de ellas los vendedores ambulantes las miran
embriagados de tanta alegrìa.
El
rumor ha corrido veloz, ha
penetrado en las casas, en las tabernas, en los pòrticos de oraciòn, la
inesperada noticia ha embellecido las flores a orillas del camino
pedregoso que lleva al pueblo.
Alguien
llegado de tierras lejanas ha anunciado que Marìa pasarà por la aldea
de visita a la casa de Fàtima, su amiga y compañera en horas de
tristeza, y tambien Marìa desea compartir con los hombres y mujeres del
pueblo sus alegrìas.
Las
mujeres regresan ansiosas a sus hogares,desean esperar la llegada de
Marìa embellecidas,tan bellas como aquel dia en que su hijo las
bendijo allà a lo lejos, a orillas de ese rìo sagrado que bordea las
montañas.
El
calor agobiante del mediodìa ha silenciado las pedregosas calles, una
leve brisa levanta la fina arena enturbiando el aire transparente de ese
dìa.
De
pronto se escucha a lo lejos un murmullo de voces desconocidas, por el
camino largo y empinado que lleva al Templo de los Bendecidos se acerca
una mujer, el viento de la tarde ondula su blanca tùnica que cubre sus
cabellos protegièndola de ese sol impiadoso destacando sus bellos ojos
azulinos, en sus manos
lleva flores que una niña le entrega en un recodo del camino, Marìa se
inclina besa su frente y sus cabellos con inmensa ternura, la toma de
la mano y juntas caminan y rìen felices.
Parada
inmòvil en el umbral de mi hogar la veo acercarse, parece irradiar una
luz que me deslumbra, se detiene en mi puerta y me abraza, siento que mi
cuerpo se desvanece de emociòn entre sus càlidos brazos, me besa y en
silencio me dejo arrullar por su ternura.
Marìa sabe de mi tristeza por mi niño que ha partido al inmenso cielo, Marìa sabe porque su hijo
tambien partiò a encontrarse con su Padre en el inmenso cielo.
Marìa me susurra al oido una hermosa plegaria que vive en mi corazòn desde aquellos lejanos tiempos en cada uno de mis dìas.
"
Sueña Noah...eleva tus manos y tus ojos y sueña...desde aquella
estrella la màs brillante y azulada te miran con infinito amor tu hijo y
el mio, desde allì te bendicen y consuelan tu corazòn"
"Sueña Noah... cierra los ojos y sueña..."
Ese dìa vi en la profundidad de los bellos ojos de Marìa, el amor del mundo y ese amor se escondiò dentro mio para siempre.
Cuando
nos despedimos Marìa sonreìa como una niña, hubiera querido apretarla
fuerte contra mi pecho y no dejarla ir, pero en ese instante supe que
ella era mia y de todos.
La
vi alejarse rumbo a la casa de Fàtima, caminaba lentamente entre los
niños que la rodeaban, cubriendo de luz la fina arena del camino a su
paso.
En
la distancia antes de cruzar el Pòrtico de la Esperanza su figura ya
lejana giro la cabeza y nos miramos bendecidas por una suave brisa que
nos envolviò misteriosamente.
Desde aquel dìa mi corazòn no es de este mundo, navega feliz por el infinito cielo.
Autora
Inès Gallardo Grau
Me tocó el corazón. Gracias Inés.
UN HERMOSO ENCUENTRO QUE TODOS QUISIERAMOS TENER!!FELICITO A LA AUTORA POR TAN BONITO RELATO!!! DAMNA..
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