Inocente ventana
de par en par abierta
por donde la luz comienza a penetrar,
raudamente,
en nuestra vida;
por donde se enhebran primigenias ilusiones
y se va explorando el cosmos
con cinco antenas recién amanecidas.
Ternura...
Diafanidad de la conciencia
y cándida luz de vírgenes pupilas.
Asombro que nace día tras día
al sentir el mundo colmado
de formas y colores,
sabor, sonido,
luz y armonía.
Tiempo donde lo recibido
deja sus huellas más profundas
y donde la libertad ensaya
sus primeros pasos vacilantes,
ansiosos de más y más espacio
para poblarlo
con la admiración más fresca y desmedida.
Dos manitas de seda,
blancas o negras o amarillas,
-eso, ¿qué importa?-
que traviesas trajinan.
Ávido interés buceando
en el simbolismo fantástico
de letras y números que juegan...
que danzan
y que ríen.
Pureza en el cascabeleo inagotable
de la risa que surge de improviso,
quizás por naderías.
Toda la tristeza del mundo
en el llano que opaca los ojitos...
Toda la alegría en los juegos
y en las fantasías.
Auténtica imagen, la única,
de un DIOS
que alguna vez fue niño...
Marta Torres Jorajuría
(uruguaya)
(uruguaya)
Del libro inédito POESÍA INFANTIL
Verdaderamente esto es la niñez. ¡Qué bien descripta Marta! Bendiciones.
MARTA TORRES, hermosísimo tu poema, escrito con la ternura
ResponderEliminarque el tema merece Isabel Dumery
El tema es nuy tierno y ldumerylegador I sabel Dumery
ResponderEliminar