viernes, 6 de septiembre de 2013

MICRORRELATO, María Angélica Salguero, LA DESPEDIDA


LA DESPEDIDA

  
 Para el fin de semana largo, Juan y María con sus tres hijos iban a visitar al abuelo Beto y al tío Alberto. Cada tres meses les hacían una visita. Pero esta vez sería distinto, sabiendo que la salud del tío no era buena. Así lo había comunicado el abuelo Beto. Para regalarle el tío, Rocío, la más pequeña, había dibujado una rosa roja y amarilla, agregándole un cartel que decía: ¡Te quiero mucho!
  El tío Alberto  -según él se decía solterón de nacimiento-, adoraba a sus sobrinos, jugaba con ellos como un chico más, y las veladas a su lado eran toda alegría. Al llegar a Zárate, lugar donde siempre hacían una parada, fue muy grande la sorpresa. Los estaba esperando el tío Alberto. Abrazos, besos y preguntas.
  -Quise adelantarme a recibirlos. Los quiero mucho. Ustedes me han ayudado a vivir.
  Rocío le entregó con sus mimos la pequeña rosa española, y dos lágrimas brotaron de los lánguidos ojos del tío. Todo sucedió en breve tiempo. Contentos y felices se despidieron como si fuera la última vez, y reanudaron el viaje.
  Alberto les dijo: -Sigan que yo cargo nafta y los alcanzo. Seguro que llego primero.
  Durante todo el camino miraban hacia atrás, pero al tío no lo veían. Llegaron a destino y el abuelo Beto los recibió muy acongojado diciéndoles:
  -Hace hora y media que falleció, nombrándolos a todos.
  Al acercarse al cuerpo del tío Alberto, su rostro dibujaba una sonrisa, dos lágrimas asomaban a sus ojos entornados, y entre sus manos sostenía la rosa roja y amarilla.
María Angélica Salguero
San Nicolás, agosto del 2013

Muy buena tu inspiración María Angélica. Felicitaciones

3 comentarios:

  1. Muy lindo el cuento, pero también muy triste

    Isabel Dumery

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  2. me agradó mucho el relato

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  3. María Angélica Salguero, escribes cosas muy lindas, Isabel Dumery

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