Llegaste
a la Argentina
con un
bagaje de sueños.
El más
importante era
conquistar
América.
¡Qué
fácil sería hacerte rico!
Disfrutar
de una vida de opulencia.
Pero
los sueños no son
como
queremos,
y este
país no te trató
como
debiera.
Luchaste
hasta el cansancio
para
darme un estudio
que vos
no tenías.
Viniste
apenas con un
pobre
vocabulario,
pero en
tu incansable
búsqueda
por mejorar
aprendiste
a leer y escribir,
solo
con el diccionario
permanentemente
bajo tu brazo.
Me enseñaste
lo que era
la
perseverancia,
el amor
a los demás
y a la
familia
a la
que reunías todos los domingos.
De ti
heredé el amor al arte:
El
baile, el canto, la poesía.
Me
hablabas de la Biblia,
pero no
ibas seguido a misa.
Respetabas
a Dios y a María.
Fuiste
mi compañero.
Aquél
con el que se podía
hablar
de todo y recabar
sabiduría.
Nunca
me levantaste
la
mano,
pero
con tu mirada
me
ponías los límites
que yo
necesitaba.
Nunca
te lo agradecí,
no
hacía falta,
te
cuidé hasta el último
aliento
de tu vida,
y con
solo mirarnos
ya
sabíamos
que nos
queríamos
y nos
íbamos a querer
más
allá de la muerte.
Algún
día Padre,
estaremos
juntos otra vez
no lo
dudo
y
entonces te podré
decir
lo que nunca
te he
dicho:
Te agradezco tus desvelos,
tu
trabajo empecinado
para que
nunca me faltara nada.
Tus
enseñanzas
para
hacer de mí
una
buena persona.
Ya lo
ves estoy llorando
Te
extraño papá.
¡Cuántos
hijos
Extrañarán
a sus padres
en este
momento!
Pero
igual les deseo
¡Feliz
Día!
Elsa
Lorences de Llaneza
Foto sacada de la Web
No hay comentarios:
Publicar un comentario