AQUEL
En su costado abierto caben las catedrales,
en su sangre y en su agua está el origen de Occidente,
en aquel carpintero provinciano que no escribió palabra
y dejó el libro de su obra suspendido de un patíbulo.
Ése galileo humilde que no tuvo cuna ni tumba,
ni fue profeta en su tierra y cuyo reposo fueron sus sandalias.
Subestimado por aldeanos, ninguneado por sanedristas,
flagelado por centuriones y traspasado por Longinos:
crucificado al instrumento del prejuicio y la ignorancia.
Cuyo trono fue la cima del Gólgota, reinado de otra índole,
sin más compañía que tres mujeres, un muchacho y dos ladrones.
Siete palabras en agonía. Las otras, prédica y práctica.
Suficientes y sobrevivientes a los imperios, dinastías y reinados,
a la pompa del poder, la usura del dinero y la locura de la violencia.
El Evangelio, su testamento, cruza las eras y los siglos
a la espera de la Parusía. Sea su memoria, nuestra resurrección.
Bosco Ortega
Hermoso este recuerdo de Jesús amigo Bosco. Mil bendiciones y gracias por compartir. Elsa Lorences de Llaneza
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