Señor,
te has detenido a la vera de mi
llanto,
pronunciando mi
nombre,
me has tendido tus manos...
Tú eres luz de la
mañana,
que restauras mis
heridas
con el vino de tu
alforja y tu óleo de
alegría…
Me abraza tu corazón
y tu paz va floreciendo en mis cosas
cotidianas...
Es contigo
que se
embriagan de horizontes los
caminos
y se llenan de sentido
los silencios… Es contigo...
Es contigo
que doy
gracias por las penas que
sufrido,
porque en mi debilidad
tu gracia cargó
conmigo...
Porque es la herida
una puerta
para volver con
cariño, ojos nuevos, mano
abierta
a mis hermanos y
amigos...
Rosa en Camino
Rosa en Camino: www.rosadehoy@blogspot.com.ar
Mil gracias Rosa por tu poema. Invitamos a todos a entrar en tu Blog personal para que se deleiten con tus poesías.
Rosa
ResponderEliminarQué gran verdad!
Sólo Cristo sana y alivia nuestras heridas.
Está en nosotros poner la confianza en El
María del Carmen