Hacia el año
1500 de nuestra era un horrible contagio invadió la Ciudad de Chiávari
(Italia). Turquina Guercio, librada milagrosamente de la peste, hizo
pintar en el muro de un huerto, propiedad suya, la imagen de María con
el Niño Jesús en brazos en acto de bendecir al pueblo, impulsado por la
mano derecha de la Madre Inmaculada.
La cesación del azote y los milagros obrados por medio de la Imagen, manifestaron que esta había sido divina inspiración.
Pero
habiéndose destinado aquel lugar a sepultura de las víctimas del
contagio, la Imagen quedó allí oculta, olvidada y hasta profanada por
largos años.
No permitió
Dios, sin embargo, que del todo se extinguiera su memoria en el pueblo,
pues no faltaban almas sencillas y piadosas que recurrían a la olvidada
Imagen del Huerto en sus más apremiantes necesidades.
Dios, por su
parte, quería glorificarla, y durante la noche, a modo de misteriosas
procesiones, los espíritus angélicos hacían la corte a su Reina
soberana.
En 1609, la
Santísima Virgen en persona dignóse aparecer a Gerónima Turrio,
sanándole instantáneamente a un hijo; y el 2 de julio de 1610, el joven
Sebastián Descalzo vió, en celestial visión, a María Santísima pasearse
por los aires y deternerse ante la ventanilla donde estaba pintada la
imagen.
A estas
noticias acuden los pueblos y se multiplican los prodigios; y los
Chiavareses levantaron un Santuario y eligieron por patrona a Nuestra
Señora del Huerto.
En 1829 el
Venerable Antonio María Gianelli fundó el religioso Instituto de las
Hermanas de Caridad, Hijas de María del Huerto, que se extendió por
varios puntos de Italia, Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, y Tierra
Santa, en el lugar simbólico llamado Hortus Conclusus o jardines de
Salomón.
Madre, Nuestra Señora del Huerto, Bendice a todos los que colaboramos y vemos este blog con salud y buena y larga vida Amén
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