SEÑOR: Yo te pregunto mil cosas cada día
y aquí en mi conciencia encuentro tus respuestas.
A veces la esperanza inunda mi sonrisa;
a veces me sorprendes en mi profunda espera.
SEÑOR: Sólo te pido sosiego en esta vida,
serenidad y confianza; también la gracia plena
de superar sin miedos la adversidad sombría
que me acosa y me hiere como espinosa hierba.
SEÑOR: Dame el silencio de esperar sin fatigas,
de creer en "el otro", mi hermano en la pobreza;
de sentir que tu luz se expande en mis retinas
y que este sol de invierno me entibie por doquiera.
SEÑOR: Hazme reír al final de mis días;
que el encuentro contigo como lo pienso sea:
un abrazo infinito en feliz travesía
a tu Santa Morada de Luz, Alfa y Omega!
Marta Torres Jorajuría (uruguaya)
Gracias Marta. Hermoso. Bendiciones amiga.
Este poema fue escrito mucho antes de la partida de mi hija querida, mi Marita. ¿Acaso fue una premonición de lo luego sucedería?
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