viernes, 8 de noviembre de 2013

"Huesitos de Santo", un dulce con historia

 
Cuando se acerca la fiesta de Todos los Santos el día 1º de Noviembre, en España se empieza a preparar los HUESITOS DE SANTO, canutillos elaborados con mazapán con distintos rellenos y algunos bañados en chocolate. También por  estas fechas son tradicionales los  BUÑUELOS, pequeñas bolitas de masa frita rellenas de crema, nata, chocolate, moka o crema de caramelo.

Los Huesos de Santo tienen una forma alargada y cilíndrica (de unos 6 cm de longitud) y presentan una superficie ligeramente estriada. A pesar de que los Huesos de Santo originales son los de color blanco y rellenos de dulce de yema, actualmente se pueden encontrar de distintos colores y, rellenos de distintas confituras (yema, ciruela, coco, etc.).
Hacemos un poco de historia…?
Los Huesos de Santo son un dulce que se viene fabricando desde hace siglos el día de Todos los Santos. Su fama está extendida por toda la geografía española. Seguramente se creó porque alrededor de Noviembre es cuando se ha acabado de recolectar la almendra de los campos. El origen de los Huesos de Santo es madrileño, y se cita en el "Arte de cocina" de Martínez Montiño, editado en 1611: "Hechos para conmemorar a todos los Santos y a todos los muertos, en los primeros días de noviembre".

La elaboración de los Huesos de Santo continúa siendo una tradición muy extendida. Su sabor y textura particulares, se logran con una cuidadosa receta que incorpora los siguientes ingredientes:

- 300 g de almendra molida
- Azúcar
- Corteza de limón
- Azúcar glass
- Baño o dulce de yema
- Dulce de ciruela, etc
En una cacerola se cuecen 4 cucharadas de azúcar, medio vaso de agua y la corteza de limón, hasta lograr un almíbar a punto de hebra fuerte. Una vez conseguido este punto, se añade la almendra revolviendo hasta unirlo todo bien. A continuación, se retira del fuego dejando enfriar la mezcla. Ya fría, se pone la masa sobre una superficie lisa, espolvoreada con azúcar glass, y se rocía también la masa con azúcar, extendiéndola con el rollo pastelero hasta dejarla del espesor del canto de una moneda grande. Se cortan entonces cuadrados de 6 cm aproximadamente y se enrollan en unas cañas o palitos apretando los bordes para que queden pegados. Después se retira el palito con cuidado y se deja secar un poco, antes de proceder a rellenarlos con el dulce de yema, crema de coco o cualquier otro ingrediente deseado. Por último se prepara un almíbar espeso removiendo con una cuchara de madera hasta que comience a blanquear, se bañan los huesos con este jarabe y se escurren. Se sirven una vez fríos y secos.

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Damna (desde Madrid, España)
 
RIQUÍSIMO!... Gracias a Damna (nuestra corresponsal exclusiva en España) nos enteramos de esta curiosidad deliciosa.

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