domingo, 10 de noviembre de 2013

POEMA, Nelly Esther Vichic, AÚN PODEMOS

Las horas pasan y la cruz del tiempo

agujerea con sus clavos fríos

el paso cansino de los viejos.

La corona de espinas tiene nombres

que, cada uno, llena de recuerdos

y la lanza filosa del olvido,

se hunde implacable en su pecho.

Las horas pasan y la cruz del tiempo

ha vencido sus piernas vulnerables,

porque está muy solo y perdió sus fuerzas.

Sin embargo, sonríe y justifica

a aquellos por quienes dio su vida,

aunque tibias e inoportunas lágrimas

se deslicen por su piel rugosa

para gritar, en silencio, que aún vive.

¡Cuánto tiene el abuelo para darnos!

¡Con qué trocitos de amor, él se conforma!

Ya no amasa materia, sólo sueños

que quiere infundirle a su gente

y rescatar pedazos de ternura.

Aún podemos recapacitar...

Aún podemos enriquecernos

con sus valores y con su experiencia;

con su generosa sabiduría,

o con la dignidad de sus carencias.

Aún podemos escuchar y compartir,

recuperar paciencia y gratitud,

ofrecer un abrazo, una sonrisa

y recobrar, contritos, la conciencia.

Aún podemos sembrar sin mezquindad

"pues Dios ama al que da con alegría" (1)

y aunque sea una ofrenda pequeñita

la transforma, el Señor, entre sus manos...

Quizá , hoy, nos señale el indefenso

para donarnos su Misericordia.

¿Acaso por la cuesta del Calvario

no camina Jesús con cada abuelo?

Nelly Esther Vichic de Ferraiuolo

Sí, Nelly, no te quepa dudas. "Aún podemos" Y la mayoría puede llegar de otra manera, por suerte, no como "viejos", sino como ancianos con propuestas distintas y con una mirada puesta en el futuro de gran esperanza. Gracias por tu hermosa colaboración.   

2 comentarios:

  1. Los/las abuelas tenemos tantos silencios y soledades acumulados... tiempos de espera de un llamado, un abrazo y el tiempo pasa sin que los hijos y nietos aparezcan.
    Una ofrenda? Un Calvario? UNA ESPERANZA
    María del Carmen

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  2. Tan cierto, a medida que me van pasando los años voy comprendiendo cada vez más estos sentimientos que me van alcanzando en mi vida cotidiana. Lo más hermoso es ese seguir dando con amor y alegría

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