en los hospitales,
entre las tristes sabanas
y las camas deshabitadas,
El llanto se contiene
y se lucha
en el solitario umbral
sin otro tiempo
ni oración.
Mí madre me llama
en la agonía de sus días.
Me implora
amarrada,
entre sondas y dolores,
temblores y umbrales.
Me derrumbo en llanto,
bajo la soledad del umbrío pasillo,
y deshojo mis lágrimas
con todas las edades
que derramo.
Y espero,
con mí alma tendida,
un rayo de albura
que acaricie
y nos lleve
en un nuevo despertar.
Matias Bonora Berenguer.
13/05/23.