lunes, 1 de junio de 2015

SAN JUSTINO: 1 DE JUNIO. SANTO Y MÁRTIR CELEBRACIONES LITÚRGICAS

Biografía

Nació en la ciudad de Flavia Neapolis (actual Nablus, en Cisjordania; llamada Siquem en el Antiguo Testamento).1 Aunque afirma ser samaritano, su familia era pagana de habla griega, por lo que fue educado en ese contexto cultural.2 En su Diálogo con Trifón cuenta que estudió filosofía con diferentes maestros que por una u otra razón le decepcionaron y, tras convertirse al cristianismo (antes reconoce haber profesado la filosofía platónica) en Éfeso, en tiempos de Adriano, dedicó el resto de su vida a difundir lo que él consideraba la verdadera filosofía. Su concepto de la misma radica esencialmente en el sincretismo judeo-alejandrino. Parece ser que viajó bastante, y que al final de su vida se instaló en Roma, donde fundó el Didascáleo romano, una escuela de filosofía cristiana. Sufrió martirio en la capital del Imperio, al parecer debido a sus disputas con el cínico Crescencio,2 durante el reinado de Marco Aurelio, siendo Junio Rústico prefecto de la ciudad (entre 162 y 168).
Justino es uno de los mártires que demuestra, desde el punto de vista histórico, de cómo la Iglesia celebraba el culto desde el comienzo de la misma. En el capítulo 2, versículo 42 del libro Hechos de los Apóstoles, se lee "Perseveraban asiduamente en la doctrina de los Apóstoles y la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones". De allí que su famoso discurso eucarístico sea citado siempre como referencia de cómo vivían la fe los primeros cristianos.

Su discurso Eucarístico

“El día que se llama día del sol tiene lugar la reunión en un mismo sitio de todos los que habitan en la ciudad o en el campo. Se leen las memorias de los Apóstoles y los escritos de los Profetas. Cuando el lector ha terminado, el que preside toma la palabra para incitar y exhortar a la imitación de tan bellas cosas. Luego nos levantamos y oramos por nosotros… y por todos los demás dondequiera que estén, a fin de que seamos hallados justos en nuestra vida y nuestras acciones y seamos fieles a los mandamientos para alcanzar la salvación eterna.
"Luego se lleva al que preside el pan y una copa con vino y agua mezclados. El que preside los toma y eleva alabanzas y gloria al Padre del universo, por el nombre del Hijo y del Espíritu Santo, y da gracias largamente porque hayamos sido juzgados dignos de estos dones.
"Cuando el que preside ha hecho la acción de gracias y el pueblo ha respondido “amén”, los que entre nosotros se llaman diáconos distribuyen a todos los que están presentes el pan y el vino “eucaristizados”. (SAN JUSTINO, Carta a Antonino Pío, Emperador, año 155) “A nadie le es lícito participar en la Eucaristía, si no cree que son verdad las cosas que enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó. Porque no tomamos estos alimentos como si fueran un pan común o una bebida ordinaria, sino que así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne y sangre a causa de nuestra salvación, de la misma manera hemos aprendido que el alimento sobre el que fue recitada la acción de gracias, que contiene las palabras de Jesús y con que se alimenta y transforma nuestra sangre y nuestra carne, es precisamente la carne y la sangre de aquel mismo Jesús que se encarnó.
"Los apóstoles, en efecto, en sus tratados llamados Evangelios, nos cuentan que así les fue mandado, cuando Jesús, tomando pan y dando gracias dijo: “Haced esto en conmemoración mía. Esto es mi cuerpo”. Y luego, tomando del mismo modo en sus manos el cáliz, dio gracias y dijo: “Esta es mi sangre”, dándoselo a ellos solos. Desde entonces seguimos recordándonos unos a otros estas cosas. Y los que tenemos bienes acudimos en ayuda de otros que no los tienen y permanecemos unidos. Y siempre que presentamos nuestras ofrendas alabamos al Creador de todo por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo”. (SAN JUSTINO, Carta a Antonino Pío, Emperador, año 155).

AMÉN. AMÉN

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