domingo, 24 de diciembre de 2017

REFLEXIÓN: Néstor Barbarito. DIOS SIEMPRE ESTÁ.

DIOS SIEMPRE ESTÁ

«Que bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche»
(San Juan de la Cruz)
 
Como la bellísima flor del cactus, que se muestra sólo unas horas y embriaga y conmueve, dejando en el corazón un intenso sabor agridulce, con la agrura de la brevedad y la dulzura de su aroma y su belleza. Así son breves y dulces los momentos en que Dios se deja notar en el alma…  Pronto se nos escapan, son inasibles. Se van, desaparecen, pero no sin dejar una estela de esperanza y de nostalgia que en ocasiones perduran para siempre en el corazón, que arde con sólo el recuerdo. Nostalgia de lo vivido y esperanza del retorno: reencuentro.
 
Dios se nos muestra a veces dejando su impronta, para recordarnos que está en nuestra barca. ¡Que siempre está!

Al cabo de los años, cada tanto el recuerdo de aquellas -quizás pocas- veces en que nos hemos sentido cara a cara con Él; de sus “visitas”, ¡tan breves e intensas! surge en la memoria como una chispa que vuelve a encender en el corazón el fuego que lo abrasa de nuevo. Suele encenderse en momentos difíciles, de angustia o desierto. Sino tan intenso, sí tan vivo y elocuente como aquellos. Y renueva la fe y aviva la esperanza. Nos ayuda a cruzar el páramo.
 
Como el sol radiante se refleja entre las ondas -a veces encrespadas- de profundas aguas, así el alma agobiada y desolada, descubre en el recuerdo, frágil y fugaz, de aquellos instantes luminosos la imagen de su Dios que se deja entrever, como una sonrisa entre el pesar y la congoja.
 
Quiera Dios mantener atentos nuestros ojos del alma, para descubrir tan eficaces auxilios, y no nos permita decaer en la esperanza a los que alguna vez hemos tenido la dicha de sentirnos  abrazados, y abrasarnos.
                                                                           nfb
                                                          Néstor F. Barbarito
 
Bello Néstor. Cómo todo lo que tu escribes. Amigo un gusto encontrarte nuevamente. Te quiero. Elsa Lorences de Llaneza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario