jueves, 15 de mayo de 2014

Visiones de María Valtorta sobre el día de Pentecostés



Palabras que nos ayudan a comprender el sitial de María en la Iglesia

La obra de María Valtorta es pródiga en visiones y revelaciones que nos emocionan hasta las lágrimas. Lo que ocurrió en aquel hermoso día de Pentecostés fue relatado por ella, de tal modo que podamos comprender el rol de María en la historia de la salvación, ya que Ella es la más maravillosa corona de la Creación de Dios. La Santisima Trinidad canta de alegría al admirar la perfección en el amor de Su hija predilecta.

Los invitamos a disfrutar hoy estas hermosas visiones de María Valtorta:

Fragmentos del escrito de Maria Valtorta sobre Pentecostés:

...Un ruido fortísimo y armónico, con sonido de viento y arpa, con sonido de canto humano y de voz de un órgano perfecto, resuena de improviso en el silencio de la mañana. Se acerca, cada vez más armónico y fuerte, y llena con sus vibraciones la Tierra, las propaga a la casa y las imprime en ésta, en las paredes, en los muebles, en los objetos. La llama de la lámpara, hasta ahora inmóvil en la paz de la habitación cerrada, vibra como chocada por el viento, y las delgadas cadenas de la lámpara tintinean vibrando con la onda de sobrenatural sonido que las choca.

Los apóstoles alzan, asustados, la cabeza; y, como ese fragor hermosísimo, que contiene las más hermosas notas de los Cielos y la Tierra salidas de la mano de Dios, se acerca cada vez más, algunos se levantan, preparados para huir; otros se acurrucan en el suelo cubriéndose la cabeza con las manos y el manto, o dándose golpes de pecho pidiendo perdón al Señor; otros, demasiado asustados como para conservar ese comedimiento que siempre tienen respecto a la Purísima, se arriman a María.

El único que no se asusta es Juan, y es porque ve la paz luminosa de alegría que se acentúa en el rostro de María, la cual alza la cabeza y sonríe frente a algo que sólo Ella conoce y luego se arrodilla abriendo los brazos, y las dos alas azules de su manto así abierto se extienden sobre Pedro y Juan, que, como Ella, se han arrodillado. Pero, todo lo que he tardado minutos en describir se ha verificado en menos de un minuto.

Y luego entra la Luz, el Fuego, el Espíritu Santo, con un último fragor melódico, en forma de globo lucentísimo, ardentísimo...
 

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