sábado, 15 de marzo de 2014

MICRORRELATO, Inés Gallardo Grau, SUCEDIÓ EN JERUSALÉN

En un amanecer luminoso, cuando las sombras huían detras de la luna, un dorado y brillante sol comenzaba a asomarse en el horizonte encendido detrás de los montes Moriah y de los Olivos.
Caminaba esta escritora  las secretas y perfumadas callecitas de mi amado Jerusalén donde los pies del caminante se pierden buscando lo inesperado e intentaba  retener con mis ojos todos los rincones sagrados, todas las piedrecillas del polvoriento camino, la tierra santísima, los pequeños postigones enrejados que en un tiempo sin tiempo tan lejano lo vieron pasar, esas portezuelas con sus llamadores misteriosos que se abrieron para recibirlo, esa arena y piedra que tanto caminó, ese cielo que lo cobijó,ese sol que lo abrazó amorosamente, esa luna que lo acunó enamorada.
Tan feliz y sumida en mis deleites iba, que al doblar junto al paredón que bordea la plaza del agua, no pude evitar atropellar como una niña traviesa el cuerpo de un desconocido  envuelto en una túnica  morada que resaltaba su hermosa figura.
Dios mío era El ,allí estaba!
Quizás el calor abrasador,quizás mis pensamientos, o los recuerdos, quizas una ilusión, no sé...allí continuaba su imagen detenida, observándome con sus ojos dulcísimos, acariciadores.

-Eres Tú mi Amado ?
-Si, Soy Yo, Soy tu pensamiento de éste día y éste momento.
-Pero... donde estabas?
-Aquí a tu lado, te buscaba para  caminar juntos para que me sientas junto a ti.
-Mi Amor Amado quisiera detener este instante, abrazarte y que no te desvanezcas en el aire.
-Puedes hacerlo,aquí estoy para tí.
Mi pecho respiraba agitado, mi corazón se estremecía, mis ojos evitaban parpadear, no quería perderlo, en ese instante era mío!
Comenzamos a caminar abrazados, la tibieza y suavidad de su piel eran mi refugio, lo sentí eterno, todo amor infinito, sus ojos tenían una luz jamás vista, su sonrisa no  podré jamás olvidarla, cuando reía a carcajadas su rostro se iluminaba, debió detenerse el mundo en ese instante  tan embriagador.
-No cabe en mi más felicidad y amor por verte, por sentirte tan cerca mio, toma mi alma  y llévatela, quiero que me recuerdes.
-Desde  que habitas el mundo estás en Mi y así será hasta que nos volvamos a encontrar.
Agotada por las emociones vividas busqué el cántaro de agua para que bebiéramos juntos, giré la cabeza y solo vi el sol iluminando mi mano, una lágrima cayó dentro del agua fresca y cristalina dándole un extraño resplandor, todo en mi brillaba, mi túnica ambarina , mis sandalias de cuero, mis pies, mi corazón.
He vuelto a mi pais , a mi ciudad , a mi vida, pero  mi alma habita en las viejas callecitas de mi amada Jerusalén. Cada tanto ella viaja desde esas lejanas tierras  a verme y me cuenta que es feliz y que El la visita y le dice que me extraña y que en otro tiempo, otro lugar nos volveremos  a encontrar.
Estoy junto a la ventana de mi habitación, sobre los árboles a lo lejos en el horizonte, una luz estrellada recorre el espacio y cubre mis ojos hasta cegarlos, mi alegría no tiene fin.

Autora
Inés Gallardo Grau

Qué hermoso mini-relato Inés. Me pareció estar con Él. Mil gracias.

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