domingo, 16 de febrero de 2020

COMPARTIENDO: AMOR Y LUNA. DR. JORGE B. LOBO ARAGÓN




En verdad el amor debe celebrarse todos los días DE SAN VALENTÍN
“…Amor y Luna…
Mientras nos deleitábamos observando la Luna roja desde Tafí del valle, degustando nuestro famoso queso tafinisto, recordábamos en una reunión de varios, la relación de este asombroso astro y el amor. El  cielo se  prestaba  fachendoso cubriéndonos bajo millones de  esmeraldas luminosas que titilaban sin cesar. Las estrellas y constelaciones parecían estar al alcance de nuestras manos. Uno de los comensales se acordó de fenómenos que en antiguas civilizaciones hasta  los dioses tenían miedo por el recuerdo de sangre. Algunos recordaban que  la Biblia enseñaba  que la luna algún día  se teñiría de sangre presagiando un gran evento que cambiaría la historia. Otros…que miraba sin pestañear el color del misterio gritaban exuberantes  y a su vez nostalgiosos que era  un fenómeno astronómico insólito y majestuoso pero que no lo podrán ver nuevamente sino desde la eternidad, despreocupándose  de la versión apocalíptica, y maneando sus cabezas. Un aficionado a los platillos voladores aseveraba con confianza científica que el eclipse que nos deleitaba está vinculado  con el fenómeno OVNI, afirmando que seres  extraterrestres están pendientes de nosotros, dispuestos a ayudarnos y que la influencia alienígena  será una revelación de muchos misterios. Un aficionado al Tarot aprovechaba la ocasión  para interpretar el fenómeno como clave espiritual y simbólica con renovación  hacia un nuevo mundo.  El sacerdote  amigo que se encontraba en el grupo  enseñaba las palabras proféticas de la Biblia enseñando que los números, las formas, los colores, los animales tienen cada uno su significado teológico.  Que cualquier señal debe ser mirada desde la fe, y no como un programa de futuros acontecimientos históricos, políticos o astronómicos. Que el Apocalipsis seguirá siendo para siempre  un escrito extraordinario y mágico. Una anunciación de la  salvación de Cristo asombrosamente bello y sugerente, como una inmensa liturgia. Una gran Misa cósmica que concluye con unas bodas: las de Jesús con la Iglesia, que es la humanidad salvada. Sin embargo en el jeroglífico de la conversación bajo el silencio de la noche un acriollado en el lugar, consustanciado con sus esencias, partícipe de sus tradiciones nos decía que sus antepasados siempre recordaban a la luna como la constante y fiel amiga de la tierra. Amiga consecuente, invariable, perseverante y excelente ejemplo de amor. Otro de la rueda que miraba suspendido y transportado se entusiasmó con este concepto, agregaba que la Luna cualquiera sea su  color es la eterna enamorada de la Tierra, como lo muestra manteniéndose siempre en su entorno y mostrándole invariablemente la misma cara, como si estuviera embobada en su contemplación, deleitándose de su perpetua compañía. Entonces una viejita que parecía distanciada del portento que nos deleitaba y que cebaba mate intervino para sujetar  la expansión del entusiasmo del momento. No – dijo – La Luna no solamente es amor sino también la amistad. Una característica inseparable del amor es la de ser productivo, la de fructificar. El amor, verdadero amor, da frutos. Las otras relaciones pueden ser muy placenteras, muy gustosas, muy deleitables, pero no son amor, lo que se dice amor, verdadero amor. Esta noche inolvidable  en el valle,  nos ponía   nuevamente en contacto con ranciedades que sumergen sus raíces en misterios insondables. Los Menhires, esas piedras esculpidas con signos de abstrusa, esotéricas  e inasequible interpretación no eran ajenos al misterio que nos extasiaba.  La historia milenaria que en ellos ha tomado forma y espera que seamos capaces de desentrañarla nos acercaba cada vez más al misterio que contemplábamos que se hacía presente en la luna  , en el agua, en el canto del viento en los aybales y en la gota de rocío que ya amanecía sobre los pétalos del amancay. Esa Noche nos dejaba otro misterio DE AMOR Y LUNA. Feliz día de lo enamorados
DR. JORGE B. LOBO ARAGÓN

Perdón Dr. Jorge. Para mí el amor debe celebrarse todos los días. Precioso el compartir. Bendiciones Elsa.

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