domingo, 26 de enero de 2020

RELATO: "MI PAZ" DR. JORGE B. LOBO ARAGÓN.


“Mi Paz”
El placer de ver la tierra como un pájaro y gozando del majestuoso silencio del espacio, la tengo  por la gracia de la milagrosa bilocación. Don que   me ofrendo la mano de Tata Dios. Puedo volar por el cosmos y escuchar a  personajes que de alguna manera transformaron el universo. Logro trasportarme al igual que Saturno con mis sueños hechos anillos orbitándome siempre, viviendo en un eterno solsticio en mi hemisferio boreal con mi aurora multicolor de pájaro volador.   Consigo ser un satélite girando alrededor desde todos los ángulos y perspectivas. Como en un desfile de soles, lunas y de estrellas errantes con sus luces y sombras de sublime brillo y excelso carisma me elevo. Consigo remontarme “Hacia arriba y más allá”, logrando una antigua aspiración del hombre de ascender a las atalayas del firmamento. Tener el placer de ver la tierra como un globo que gira lentamente, gozando del majestuoso silencio del espacio en búsqueda del sereno azul del firmamento. Una sublime visión del edén cercano a mis pupilas. Descubrir que las mayores luminarias del cielo, el sol o la luna, de pronto desaparecen o cambian de lugar con tanta naturalidad como preparación única sobre el misterio insondable de la creación. El milagro celeste y espacial que se vislumbra desde lo alto es colosal. Contemplar flotando con suaves aleteos el acontecimiento fascinante, descomunal de la exaltación y ascensión del amarillo disco lunar sobre un obscuro fondo violeta, proyectando reflejos verdosos sobre las nubes fugitivas con un orión mirando el firmamento. Mirar el contraste entre la negritud del espacio y el cielo fulgurante de estrellas enmarca una dialéctica de fenómenos lumínicos en un cuadro digno de contemplar eternamente. Es todo un espectáculo cósmico sideral el que puedo observar a través de mi  trasformación con imágenes nítidas y acaecidas intensamente en las que puedo dialogar, trasladarme y observar  con naturalidad a través de este privilegio sobrenatural que desconozco el motivo. Poder observar desde mi óptica astral acontecimientos del pasado  como un don y regalo extraordinario dado por el Supremo sabiendo que para Altísimo nada es imposible. Las estrellas y constelaciones lucen con un brillo inusitado. La Vía Láctea es un verdadero “río de ungüento” que cruza el infinito. El contraste del fondo negro del espacio vacío magnifica los fenómenos ópticos. Cada aurora rutila y el conjunto de luces representa miles de millones de luciérnagas en ese universo estático que sabemos se desplaza a velocidades vertiginosas. Puedo observar como desde un balcón flotante, sin que los objetos o personas me rocen, cómo esas “luminarias” se descuelgan dejando una delicada estela luminosa en su caída convirtiéndose en estrellas fugaces. El universo aparece vacío. Salvo la belleza del espacio misterioso, profundamente estrellado, en los días limpios y calmos. Solo el sonido del viento perturba el silencio total. Observar el Universo que representa lo inmutable desde una morada cósmica bajo un anfiteatro universal no tiene valor humano. Es acercarse a la obra suprema de una perfecta, armoniosa y bella estabilidad. Es acariciar un plan eterno y un orden perfecto. Es la Paz. Es sentir que lo misterioso e insondable se ha convertido en luz. La vista de la bóveda celeste es la contemplación del cuadro más sublime que haya pintado pintor alguno. Es que permanecer en mi nido cósmico es una gracia  de amor y de paz. Embriagarse del cielo rutilante unido como un cordón al  fulgor y resplandor de millones de estrellas activas es una experiencia casi surrealista de los cuentos de hadas. Los mundos, espacios y tiempos  se manifiestan y revelan sobre mí ser o mis sentidos como si fuéramos grandes amigos a los que les necesito contar mis confidencias. No hay ningún otro fenómeno de la mística que cause tantas dificultades como éste “Mi Milagro de Paz” para poder explicarlo satisfactoriamente. A mis lectores y amigos les cuento mi verdad con absoluta humildad, agradeciendo al  Creador y a su Madre este carisma que no lo merezco.  
Dr. Jorge B. Lobo Aragón

Un relato místico extraordinario estimado Doctor que nos demuestra que es usted un gran escritor. Felicitaciones.  Elsa Lorences de Llaneza.

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