viernes, 1 de julio de 2016

POEMA: Eduardo Martínez Zendejas. ALAS QUEMADAS

ALAS QUEMADAS
Son mis manos mariposas que se pierden en el humo,
todo el frío y el desgano, se acumulan en mis sueños
como lápidas dolientes, en un destino, sin dueño.
Se mutila sin querer el aroma de la vida,
y va escapando hacia el limbo en afásica partida.

Lo siento, este es mi mundo, lápiz infértil, semen dormido,
y tinta lánguidamente ausente plasmando las experiencias
de vocablos escondidos tras espirales de humo,
humo blanco que se eleva ahogado en la distancia,
perdiéndose inútilmente en el sin fin de la nada.

No mi amor, no quedó  nada sobre mis alas quemadas,
hay solo ríos de viento que en fuegos fatuos, sin fe,
se pierden en la distancia; No amor nunca puede quedar nada
sobre unas alas quemadas, entre susurros de grillos
degustando los silencios, comprendo que no quedó nada.

Nada ha quedado, lo grito, de mi pobre mano fría,
de esta mi ilusión cansada, y de cada minuto
cada hora y cada día, que hasta ti yo he elevado
mi plegaria más amada, para pedirte en silencio
“Ámame simplemente, fácil” pero esto no fue así, 
y a cambio me regalaste una vida de dolor.

Ya la fe de tiempos viejos huyó en un solo estertor,
una hora fue el inicio para botar a la nada
el fanático edificio que construí para ti,
y mis alas se incendiaron y todo, todo lo perdí.
En los días posteriores ya todo fue más sencillo,
solo quedaba mi vida y un día también la perdí,
perdí mis alas, mi vida, y la mágica expresión
con que algún día, nací.

Eduardo Martínez Zendejas
Mexico

Eduardo: Espero que alguna vez escribas un poema de alegría presente. Nos entristecen tus poemas del pasado. Un desafío que te propongo.

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